miércoles, 3 de febrero de 2010

Obstáculos.

Nadie dijo que este viaje fuese fácil. Hay que luchar contra viento y marea para coger las riendas de nuestra vida, elegir nuestros propios objetivos y luchar por ellos. En el camino, sobre todo en el momento de la definición de objetivos, podemos encontrarnos con diferentes obstáculos que nos limitan, nos coartan hacia nuestra meta.

En la consecución de cualquier meta siempre hay una limitación o cuello de botella por el que debemos pasar. Hay que identificarlo y luchar para minimizar esa limitación. El 80% de las restricciones está dentro de nosotros mismos y el 20% en obstáculos externos. Solemos ser nosotros los que nos autolimitados, ralentizando e incluso frustrando la consecución de nuestra meta. Son obstáculos psicológicos y emocionales, muchas veces fundamentados en hechos, creencias y percepciones erróneas.

Dos son los principales obstáculos que nos limitan la consecución de nuestros objetivos. El primero es el miedo, que nos limita a emprender, no nos permite ni intentarlo. El miedo al fracaso, el miedo al rechazo, miedo al cambio, miedo a la incertidumbre, la vergüenza, etc. Este miedo nos embarga al pensar en emprender un camino nuevo, hasta paralizarnos por completo. Afortunadamente el miedo es una emoción o sentimiento aprendido, y todo lo que se aprende, se desaprende por medio de la práctica y la repetición. El mejor antídoto contra el miedo son el valor y la confianza. Y aunque parezca difícil, el valor y la confianza se pueden desarrollar a través del conocimiento y la destreza. Los miedos surgen de la ignorancia, del desconocimiento. Cuanto más aprenda de lo que necesita para alcanzar su meta, más valor y menos miedo, por tanto más seguro y confiado se volverá, alcanzando antes su objetivo. Así pues deberá estudiar, aprender, practicar todo lo que pueda sobre el tema que le lleve a conseguir su meta. La razón limitadora se materializa en las palabras “No Puedo” y es causada por críticas aprendidas desde la infancia, experiencias negativas y fracasos de nuestra vida. La manera de superarlo es fijándose metas pequeñas, fácilmente asumibles, hacer planificación y trabajo diario hasta su consecución. Poco a poco nos sentiremos más confiados y fijándonos metas más ambiciosas.

Un segundo obstáculo muy importante a superar es “nuestra zona cómoda”. Sentirse seguro, protegido, tener una situación estable….hace que muchos sean reacios a hacer cambios, aunque sea para mejorar. La zona cómoda es un obstáculo a la sana ambición, el deseo, la determinación y los logros personales. Es muy difícil ayudar a los conformistas, ya que están instalados en una situación estable. Aunque preferirían hacer o dedicarse a otra cosa, no hacen nada por miedo a perder el status cómodo actual. Aún siendo una situación estable, no se sienten felices, ni a gusto consigo mismo. Son los que al final de sus días, se arrepienten de no haber actuado y haber dejado pasar su vida estancados y sumidos en la monotonía. La manera de salir de la zona cómoda es fijarse metas ambiciosas, ilusionarse por retos y objetivos más altos

Por tanto, para eliminar esos obstáculos y limitaciones, identifique su meta y pregúntese porqué no la ha alcanzado aún, qué le está frenando para ponerse a trabajar en conseguirla. Como ya sabe que estos artículos son eminentemente prácticos…coja papel y boli, y haga una lista con todos los obstáculos y razones que vea.
De entre todas esas razones, busque la que crea que es la mayor limitadora y trabaje para solucionarla. Fíjese ese obstáculo como meta a solucionar, defina un plan de acción para solucionar ese obstáculo, y defina unos plazos para ir solucionándolo y póngase a solucionarlo ahora mismo.




¡Feliz viaje!

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